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ARMANDO FERREIRA

Fue elegido en la muestra más importante de Iberoamérica;
también se destacaron la delegación local y la Escuela de Orfebrería
Armando Ferreira, el mejor artesano de Hispanoamérica

De la mano del mate de Armando Ferreira y la trayectoria de la Escuela Municipal de Orfebrería, Olavarría ocupó un lugar preferencial durante el Primer Encuentro Iberoamericano de Artesanías del Siglo XXI que se realizó en Córdoba. En la muestra artesanal más importante de Hispanoamérica el platero local obtuvo el máximo galardón mientras que el resto de la delegación no sólo llamó la atención de pares y visitantes sino que, además, volvió con premios y mayores expectativas comerciales por la calidad de sus obras.

La pieza del artista olavarriense permanecerá en el Museo de Artesanías cordobés y será la imagen elegida para promocionar la feria del año próximo. Pero, lo que más sorprendió a quienes visitaron la muestra, fue la perfección de las obras y la técnica del cincelado. Por eso, Ferreira se preparará para transmitir sus conocimientos en Olavarría (a pedido de artesanos de otros sitios) y viajar a la provincia anfitriona a enseñar a los cordobeses cómo labrar el metal (ver aparte).

María de las Mercedes Larralde (hilado), Jorge Gómez (soguería), Miguel Gómez (soguería), Armando Ferreira, Pablo Ferreira, Ezequiel Burnet y Héctor Erguy (todos en platería) fueron los embajadores olavarrienses en la muestra internacional. En tanto, Elisa Balbino, Juan Baffa y Miguel Viera asistieron en forma indirecta ya que no pudieron concurrir pero sí participaron con sus trabajos en cestería.


Destacados

En medio de 900 artesanos procedentes de la Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela, los olavarrienses no pasaron inadvertidos. Además de Armando Ferreira (primer premio en orfebrería y premio mayor de la muestra), las medallas recayeron en Ezequiel Burnet (segundo premio en platería), José Erguy y Jorge Gómez (menciones en orfebrería y soguería, respectivamente). Y la Escuela Municipal de Orfebrería tampoco se quedó atrás ya que regresó a Olavarría con una mención especial.

El escenario cordobés sirvió para realizar una puesta en común en torno de la promoción empresarial de los artesanos, las políticas de comercialización de las artesanías nacionales iberoamericanas, la gestión del diseño y su aplicación a los productos artesanos.

En ese contexto y después de comparar la producción de otros países, Armando Ferreira afirma, sin temor a equivocarse, que la artesanía local “está muy bien” y responde a lo que es la “artesanía de la provincia de Buenos Aires: la mejor en toda América en cuanto a calidad y al mantenimiento de las técnicas realmente manuales”.

El orfebre local y el resto de los artesanos que estuvieron en Córdoba fueron recibidos ayer en el despacho del Intendente por las autoridades municipales encabezadas por Helios Eseverri. En la oportunidad, el autor del mate ganador destacó tanto la relevancia de la platería como el interés que despertaron los trabajos de soguería y telar. “Si alguna vez pudiéramos involucrar a Azul sería muy fuerte” el desarrollo artesanal de la zona, comentó Ferreira.

La comercialización durante la feria iberoamericana “es difícil aunque algunos (artesanos) vendieron. Pero yo nunca voy con expectativas de venta”, sino con la esperanza de establecer “contactos que es lo que sirve. Llevo muy poco para vender porque estoy trabajando sobre pedidos”, explicó.


Con calidad

La condecoración que recibió la Escuela Municipal de Orfebrería “es muy importante”, analizó Armando Ferreira. Pero, por si quedaran dudas, creyó necesario comparar dicha mención con “un primer premio porque la escuela no compite como tal y por eso no recibe un primer premio sino una mención especial”.

Respecto del máximo reconocimiento que otorgan los organizadores del encuentro más importante de Iberoamérica y que recayó en su obra, el orfebre admitió que la sorpresa se extendió hasta último momento. “Cuando me fui del stand pensé que había perdido porque no habían retirado la pieza que tiene que estar arriba de una mesa en el momento de entregar el premio. Por eso, dejé el mate bajo llave y me fui. Más tarde fueron con un cerrajero y tomaron el mate y lo pusieron sobre la mesa a último momento. Es uno de los premios más importantes de América por ser la feria más importante de toda América”, enfatizó el artista local.

De todos modos, reconoció que eran “muchas las expectativas” que abrigaba porque hace tres años “podría haber ganado y como el premio era de 1.200 pesos y la pieza valía mucho más, no nos pusimos de acuerdo con el precio”, aclaró. Esta vez, en cambio, el mate fue valuado en 2.500 pesos aunque, hasta el momento, su autor haya recibido un adelanto de 1.200 pesos.

Por otra parte, los referentes locales relataron que el asombro de quienes recorrieron la trascendente muestra también se trasladó al tejido. “Casi nadie ha visto hilar” como María de las Mercedes Larralde lo hizo en la feria cordobesa dejando boquiabierto al “95% de las personas que se acercaron y me dijeron que nunca habían visto hilar”.

A su turno, Miguel Gómez reconoció que “no vendí mucho pero hice contactos y mis trabajos se valoraron por la calidad del cuero”. Con 25 años y una década de experiencia, el artesano cuestionó la actitud del “soguero mayor que no nos cree capaces de trabajar de ese modo” porque no es habitual encontrar gente joven que se dedique a la soguería. El saldo de la muestra iberoamericana es “muy bueno, a mí me fue muy bien porque pude vender la mercadería al precio que yo le puse”. Mientras trata de “fijar precios que se puedan vender” sin alterar la calidad de los trabajos, sueña con una pequeña industria o un microemprendimiento que le permita consolidar su producción artesanal.

En definitiva, con mayores o menores posibilidades de comercialización, todos regresaron de Córdoba con la convicción de que sus obras se encuentran al mismo nivel o son mejores que el resto de las artesanías iberoamericanas.


Reconocimiento

“El mate de Ferreira va a estar para siempre en el Museo de Artesanías de Córdoba y con ese mate se hará la promoción de la próxima feria ya que la imagen estará estampada en las publicidades y dará la vuelta al mundo de ese modo”, destacó la Dra. Stella Dufour, titular de la Secretaría de Desarrollo Económico. Su cartera respalda esta iniciativa en el marco del proyecto “Ecosociedad” vinculado a la promoción y desarrollo comercial de las artesanías locales, junto a la Subsecretaría de Cultura y Educación y la Dirección de Turismo.

El Municipio respaldó la presencia de los artesanos locales en la muestra iberoamericana que se llevó a cabo en Córdoba asumiendo los costos del espacio, traslado y estadía de la delegación local.

La Escuela de Orfebrería “tuvo una mención especial como forma de transmitir estos conocimientos y ha sido una presentación magnífica de lo que sabemos que tenemos pero que ahora es reconocido por gente que sabe mucho del tema y hemos competido a nivel internacional”, remarcó la funcionaria.

Por eso, de cara al futuro, la idea es “formar un mercado artesanal en Olavarría donde todos puedan exponer y vender y que la artesanía sea una fuente de recursos dentro de la microempresa”, comentó la doctora Dufour.


El cincelado

“De lo que llevamos lo que más llamó la atención fue el cincelado porque la mayor parte de los plateros desconoce la técnica”, observó Armando Ferreira. Es decir, la presencia del orfebre en la muestra iberoamericana despertó el interés de muchos artesanos dispuestos a viajar a Olavarría para aprender como ya lo han hecho desde Rosario, Buenos Aires, La Plata, Tandil, Mar del Plata, Comodoro Rivadavia y Mendoza durante todos estos años. “De todos lados se acercaron, inclusive de Venezuela, porque es algo que se ha ido perdiendo y que acá se mantiene intacto. Todos los plateros que trabajan en liso quieren agregar el cincelado”, explicó Ferreira.


- Los artesanos locales Horacio Anzorena y Rubén Elbey, profesor y alumno respectivamente de la Escuela Municipal de Orfebrería y Artesanías Tradicionales, alcanzaron los máximos galardones en un encuentro del que participaron 150 artesanos.


Artesanos de vanguardia

Se informó, además, que se encuentra abierto el registro de artesanos de vanguardia, con la finalidad de conformar un completo listado de las personas que realizan dicha actividad.

Los interesados deberán dirigirse a la Dirección de Turismo, San Martín 2839, o bien comunicarse al teléfono 441359, de lunes a viernes en el horario de 8 a 13 hs.



Ultima feria del milenio
Historias de artesanos

Con las manos como herramienta fundamental de su propio trabajo, en ese intento eterno por volver a las fuentes, una vez más los artesanos se nuclearon en el Club Racing en la Feria Artesanal 2.000, la ``última del milenio’’. Se evidencia, sin embargo, una menor variedad de stands que en las anteriores ediciones aunque sí es posible encontrar como en sus predecesoras, trabajos en cerámica, bijouterie, telares, sombreros; artesanías en cuero, en hueso o en hierro.

Pero detrás de cada uno de sus puestos, las ferias artesanales no sólo llevan por los pueblos el trabajo de su gente sino además la propia riqueza interior de quienes un día por motivos económicos o ansias de profunda libertad decidieron adoptar esta suerte de vida errante.

Como la de Jorge Fernández, que con 45 años de vida lleva 30 ``andando por las ferias’’. En una vida de la que no se apartaría nunca porque ``uno se siente libre y eso es lo máximo. Por eso no me imagino dentro de una oficina o de una fábrica’’.

Sus primeros 25 años de artesano pasaron trabajando bijouterie con materiales como alpaca, bronce, peltre pero ese fue un rumbo que luego, ``a partir de la importación de Tailandia con precios muy bajos, ya no se pudo seguir’’. Fue allí que comenzó a elaborar objetos de decoración en hierro. Aunque siempre, como todo artesano, termina lidiando con la parte final de su trabajo: la venta; que nunca se corresponde en sus precios con el tiempo que demanda. ``En las piezas especiales, únicas, se paga el tiempo de un artesano. Eso sí, hay que buscar el novio a la pieza, porque no es fácil venderla. Pero en las que hago para vender al público en general, el tiempo de trabajo nunca se paga. Si no, no vendés nada’’.

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Vicente comenzó su vida laboral de la mano de la madera. Techos, pisos; grandes trabajos en general. Pero un buen día descubrió que el mundo de los juegos iba cambiando. Que ya no era más como en su infancia ``que tenía que ver con un mundo de juguetes de madera, camioncitos de madera, para armar y desarmar. En aquella época no había plástico. Pero ya de grande, vi que mi hijo y mi sobrino estaban creciendo y que les impactaba el plástico y no me gustó. Esas son raíces afianzadas en una persona y que claramente tienen que ver con mis elecciones’’, dijo Vicente. Y fue entonces, hace una decena de años que comenzó a utilizar el ingenio en las reuniones familiares y de amigos. ``Elegí no contar cuentos ni ver películas sino hacer juegos de ingenio. Y así comencé y trato ahora de sobrevivir’’.

La historia de este tipo de juegos tiene que ver -según cuenta este cordobés que vive de su fabricación- con tiempos de crisis. Sus inicios van de la mano de la vida de los inmigrantes y ``en aquella época se iban juntando las historias y costumbres de cada país y se hacían juguetes con alambre de fardo y con pinza’’. El ingenio -definió- ``vendría a ser maña pero resulta que la gente le tiene miedo como le teme a todo lo que desconoce porque se tiene un gran temor a la vergüenza’’. Vicente cuenta a EL POPULAR que ``los juegos de ingenio sirven a la gente para enfrentar la vida, para resolver los propios problemas. Mientras que con los que no tienen solución, no tiene sentido hacerse problema’’. Sin embargo, a partir de su propia experiencia, dice que los niños tienen a la hora de buscar soluciones ``la mente mucho más clara, porque tienen menos problemas’’. Al punto que ``algunos juegos de formas triangulares para chicos de 4 a 8 años no logran ser resueltos por los adultos. Es que la gente mayor se complica con las palabras y no piensa’’, definió.


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Con una sed de aventuras y un espíritu viajero, Stanislav Sidorov dejó Moscú hace cuatro años y comenzó su vida en Argentina. Un país en el que no se siente diferente, en el que ``la gente no me trata como a un extranjero, como sí me pasaba en el Norte de Europa’’. Y en su nueva vida, ésta que lo lleva a recorrer pueblos y ciudades viaja también la cultura tradicional rusa. Con las típicas muñecas rusas, conocidas como matriuskas o las cucharas en madera y las típicas cajitas.

Artesanías que, como en el caso de las muñecas nacieron -relata Stanislav- ``hace casi 400 años y representan simbólicamente la suerte. No importa si la casa es rica o pobre, pero cada persona o familia rusa tiene que tener en su casa la matriuska. Y en la anteúltima se escribe un deseo por dos noches seguidas y según la leyenda se cumple’’. Se trata de una tradición surgida hace aproximadamente 200 años, durante el período de la emperatriz Catalina II al frente del gobierno ruso. ``Hay una leyenda -sigue- que cuenta que en esa época Catalina tenía una amiga muy rica que tenía sus palacios. Ella tenía un hijo muy caprichoso y nervioso. Fue a consultar a una mujer muy anciana, de más de 90 años, que le preguntó si tenía matriuskas en su casa y le dijo que debía ponerle el pedido en la segunda más chica. Ella no quería hacerlo al principio y decía que se trataba de una brujería. Pero la anciana insistió y la mujer rica lo hizo. A los tres o cuatro días, se levantó distinto y comenzó a comportarse más tranquilo’’.

Una tradición de cientos de años está a tal punto arraigada en el pueblo ruso que -según Stanislav- se suele contar en su país que ``cuando una mujer rusa se encuentra con otra y comienzan a hablar, una pregunta: `¿vos sos rusa?, ¿tenés alguna matriuska en tu casa?’, `No’, responde la otra. `Ah!, entonces no sos rusa’ ’’.


Artesanías indígenas
Mujeres que rescatan la identidad bonaerense

A través de su participación en el taller de cerámica dictado por el artesano Carlos Moreyra, Mabel Díaz se interesó en las técnicas utilizadas por los aborígenes bonaerenses para la manufactura de utensilios.

Fue así como en 1998 y a través de la iniciativa del Consejo Provincial de Desarrollo y Familia se formó en Sierras Bayas un grupo constituido por siete mujeres reunidas con el objetivo de aprender las técnicas y plasmarlas en ollas, vasos, vasijas, platos, adornos y cantimploras de cerámica, tal como las manufacturaban los aborígenes de nuestra tierra bonaerense.

Hoy, Mabel junto a Aída Bahl han constituido el taller Aimá en el que realizan trabajos ``con identidad bonaerense''.

Mabel explica que ``me gustaron siempre las artesanías y con el taller de Moreyra se me presentó la oportunidad de aprender algo que, podría decirse, me apasiona. Durante el tiempo del curso, aprendimos no sólo la técnica sino algo de la historia, algo muy importante para hacer el trabajo a imagen de aquéllos, ya que en nuestra provincia prácticamente no hay objetos completos, sólo trozos, entonces recrearlos es algo complicado''.

Punzones, pinceles, lápices e infinidad de instrumentos se desparraman sobre la mesa de trabajo donde Mabel y Aída en un despliegue infinito de paciencia, buen gusto y dedicación trabajan día tras día armando los ``cacharros'' que luego pasarán por el ``maquillaje'' de las pinturas artesanales y el horneado final que las dejará listas para ser admiradas.

Aída se acercó por invitación de Mabel y cuenta que ``yo no sabía absolutamente nada sobre cerámica, pero la propuesta me gustó y hoy estoy muy `enganchada' ''.

El taller Aimá funciona en una antigua casa sierrabayense, donde se instalaron con ayuda municipal. Allí comenzarán a ofrecer talleres de iniciación de cerámica aborigen a la gente de la comunidad. ``Los talleres están destinados a chicos, adolescentes y adultos que deseen aprender las técnicas que nosotras utilizamos y saber algo más sobre los antepasados de estas tierras. El dictado comenzarán este mes'', dicen.


Técnica aborigen

Las piezas que estas mujeres crean con paciencia y entusiasmo, pueden llevarles entre 3 horas -no corridas- y una semana de trabajo.

``Lo que pasa -se entusiasma Mabel- es que la arcilla se trabaja a mano, por `chorizos', es decir que se cortan tiras de arcilla, se envuelven y se `cosen', para luego unirlas a otros `chorizos' hasta llegar a la altura deseada. Entonces es cuando se les va dando forma para después pintar cada pieza con engobes naturales, una especie de tintura sacada de las piedras de las canteras, mezcladas con agua de tuna y gajos de higuera, (también mezcladas por las artesanas). La arcilla que usamos es de Sierras Bayas con agregado de arcillas de otros lugares de la provincia de Buenos Aires''.

Para finalizar las piezas se utiliza un horno hecho con ladrillos refractarios donados por la fábrica de esa localidad, y el material para su armado, logrado a través de la comuna olavarriense. ``Allí -continúa Aída- colocamos las vasijas y demás utensilios, que son expuestos a una temperatura de más de mil grados. El horno funciona con leña que se deposita en el piso bajo, en el superior -donde se apoyan las piezas- y sobre ellas, pero la única leña que encendemos es la de abajo. El resto se enciende solo, por acción del calor refractado por las paredes del horno''.

Es así como las piezas quedan ``al rojo vivo'', y las brasas se mantienen encendidas hasta 24 horas después de haber iniciado el proceso de cocción. De allí pasan directamente a ser exhibidas en el pequeño salón donde Aída y Mabel reciben las visitas y donde ofrecerán el taller a partir de la próxima semana.

``Una de nuestra premisas -sigue Mabel- es la de hacer piezas livianas, que son las mejor trabajadas y las que más nos agrada hacer''.

Las dos han contado con el total apoyo de los integrantes de sus familias, quienes hasta han colaborado en poner en condiciones la vieja casona donde hoy funciona Aimá. ``Sin la comprensión y la ayuda de nuestras familias -expresan ambas-, nos hubiera resultado imposible llevar adelante esta iniciativa, a la que muchas veces le dedicamos tiempo en nuestra casa y contando con la colaboración de hijos y esposos. Claro que, juntos, después de las horneadas de cerámica, compartimos exquisitos asados''.

Mabel y Aída participaron de la Exposición Sierras Bayas, el Bazar de Navidad que organiza Rotary en el Museo Dámaso Arce y en oportunidad de la exposición realizada en la Sociedad Rural en 1998, donde tuvieron ocasión de mostrar sus creaciones.

Estas mujeres que tienen el talento de recrear la historia de los primeros pobladores de nuestra provincia a través de su cerámica, comparten tareas con varias personas cuando deben realizar un número grande de piezas. De esta manera ``abrimos la posibilidad a otras personas de aprender una tarea que nos sumerge en la maravilla de una cultura cercana pero desconocida, y de gozar el placer que produce la obra de nuestras manos terminada'', concluyeron.


Buen balance de la muestra
La Feria de Artesanías en el mejor nivel

Terminó ayer, después de tres jornadas que convocaron a un importante número de gente, la Feria Internacional de Artesanías. Tal como ocurriera el año anterior, la muestra se desarrolló en las instalaciones del Club Racing de nuestra ciudad, en donde expusieron 128 puestos de distintos países y ciudades de la Argentina. Brasil, Chile, Uruguay, Peru, Ecuador y Egipto estuvieron presentes en la feria. También las ciudades de Mar del Plata, Córdoba, Bariloche, Catamarca, San Martín de los Andes, Neuquén, San Juan, Tandíl, Miramar, Buenos Aires y Olavarría estuvieron representadas a través de sus artistas artesanos.

Desde hace bastante tiempo la muestra viene contando con un plafón fijo de ciudades que han sido sedes como Santa Rosa, La Pampa, Catamarca, Neuquen y San Rafael. Este es el segundo año que la comisión organizadora elige a Olavarría como sede de este importante evento. Eduardo Fernandez, desde hace cuatro años coordinador general de la feria, explicó a EL POPULAR que Olavarría es un importante lugar debido a su dinámica cultural. "Nosotros evaluamos, a través de marketing directo, la ciudad que nos puede convenir. Los estudios no residen mucho en el poder económico de la ciudad sino en el nivel cultural que posea: acá hay personas que son primeras en el país en su rubro, además de todas las muestras que se han hecho, la del año pasado en Olavarría fue unas de las más altas en cuento a nivel de público y de compra", explicó el organizador.

Una prueba de la convocatoria que, a nivel de expositores, tuvo la feria son los casi cincuenta stands que tuvieron que quedar afuera porque el número de inscriptos había superado los cálculos de los organizadores. La feria ha sido declarada de interés municipal en nuestra ciudad y, en este sentido, los organizadores del evento se mostraron muy conformes con el apoyo que tuvieron de parte de la autoridades.

Los organizadores de la Feria Internacional de Artesanías manejan un nutrido avanico de eventos culturales entre los que se destacan la Feria de Naciones y Feria del Libro. De este modo, los responsables se encargan del direccionamiento publicitario, de la busqueda de lugares y de los contactos con las autoridades de las ciudades por las que desarrollan sus eventos.


Los stands

Entre la gran variedad de ofertas de artesanías con las que contó la feria hubo tallados en madera, tejidos artesanales, pinturas con distintas técnicas, papiros y alfombras egipcias, instrumentos de viento de fabricación artesanal, artesanías en cuero, platería, muñecas de porcelana y libros en miniatura.

Los expositores se mostraron muy conformes con la concurrencia de público aunque, en algunos casos, la venta no fue la esperada "Lo que más nos interesa a nosotros es la venta, porque tenemos mucho gasto viniendo acá, la gente responde muy bien, pregunta y se interesa por lo que uno exhibe", explicó Martín que vino desde Punta del Este a exponer tejidos en hilo, algodón y lana hilada de oveja". Ana Ribeiro, proveniente de Brasil, manifestó su conformidad con el nivel de la muestra y destacó la importancia de tener un espacio anual para reunir a artesanos de diferentes puntos del mundo. "Yo expongo cosas de coco y madera y es muy bueno intercambiar con artesanos provenientes de distintos lugares, además -dijo- la gente acá es muy cálida".

Los artesanos locales también se hicieron presentes con sus obras. Virginia Carbone del Taller de Telar Municipal, estuvo a cargo del stands con productos en lana e hilo y manifestó su conformidad con la organización del evento: "Es el primer año que participamos en esta feria y esperamos seguir viniendo ya que es una buena oportunidad para difundir los trabajos e intercambiar experiencias con artesanos de afuera"

Uno de los stands más llamativos, proveniente de Buenos Aires, expuso libros en miniatura. Bajo el título de "Los libros mas pequeños del mundo los artesanos a cargo exhibieron libros de hasta un centímetro de largo."Hace casi ocho años que nos dedicamos a ésto. El trabajo más complicado es el de encuadernado, porque la impresión no es muy diferente de la de un libro común".


El balance

Los organizadores de la feria no descartaron la posibilidad de que el año próximo nuestra ciudad sea nuevamente elegida como sede del evento. "Quedamos muy conformes con los directivos del Club, aunque tendríamos que solucionar algunos problemas de espacio para tratar de que no quede ningún stands afuera de la feria", puntualizó Fernández.

Una de las soluciones que, en este sentido, tienen pensado los coordinadores es la instalación de carpas estructurales a fin de que se pueda dar espacio a todos los expositores.

Además, los responsables, destacaron la gran presencia de público de la zona que se acercó a nuestra ciudad con motivo del evento.


Mirar la vida de mil maneras

Jorge González decidió dar un vuelco a su vida de oficinista allá por 1976. Además de trabajar, era estudiante de Filosofía y Letras en la Universidad de Buenos Aires y los vientos que soplaban comenzaron a resultarle demasiado densos. Amigos que ya no estaban y nunca más volvieron a estar. ¿Qué hacer? Lo primero que vino a la mente de aquel joven de 26 años, lleno de sueños e ilusiones por cumplir, fue arrancar a su vida el ritmo habitual y escapar de una vez a la ciudad de los rascacielos.

Sus ojos miraron hacia el mar, a la majestuosidad de las olas que lo protegerían del miedo a la oscuridad de aquellos tiempos. Y partió hacia Miramar. Tal vez ni siquiera se dio cuenta cómo, pero la vida comenzó a tener una dimensión diferente.

De papeles entremezclados con letras de máquina de escribir, pasó como si nada fuera a tener sus propias colmenas, a hacer ese trabajo duro, sacrificado de lidiar con las abejas. Luego, un nuevo viraje de timón hacia el mundo de los telares, que lo alimentó durante algunos años pero que después de un tiempo, fueron perdiendo rating entre los compradores que tenían opciones menos artesanales y más económicas y plásticas a la mano.

Ya para esa altura, sabía que su vida era la libertad de los puestos en ferias artesanales. Viajar, conocer gente diferente, compartir sus tiempos con otros que como él saben que ``el riesgo es de uno''.

Y a costo de esos propios riesgos fue que de los telares pasó a aprender en base a infinitas prácticas cotidianas, cómo construir caleidoscopios. Esos pequeños o grandes bellos tubos que sirven -si se mira con profunda atención- para entender que la vida se puede mirar de mil maneras diferentes.

``Es cansador y complicado vivir de esto'' contó a EL POPULAR Jorge González. Son diez horas de trabajo cotidiano y por las noches vender día tras día durante todo el verano. En el resto del año, trabajar y acumular mercadería para recorrer ferias como ésta que hasta la medianoche de ayer lo trajo a Olavarría.


Con la música y las manos

Hace ya 41 años Pedro Farías llegó al mundo en Santiago de Chile. Hoy tiene largos cabellos canosos, rostro barbado y un carisma que en pocos minutos logró concitar la atención de muchos de los olavarrienses que se dieron cita durante la lluviosa tarde de ayer en la Feria Artesanal.

El mundo y la pasión de Pedro Farías es la música y ello se evidencia inmediatamente. Pero -según fue contando a EL POPULAR- también fue su gran frustración. Y como no pudo vivir de ello, decidió fabricar al igual que su padre instrumentos musicales ``pero los de la música que a mi me gusta''. Es así que en su puesto de trabajo se pueden encontrar ocarinas, sikus, flautas traversas y tantos otros que -en algunos casos- fueron descubiertos por Farías en videos sobre las vidas de aborígenes del Amazonas. Cinco centrímetros de caña, un orificio en la parte superior y junto a él otro trozo de caña mucho más fina adherido en diagonal. ``Este instrumento de sonido es en realidad un juguete que usaban los niños para llamarse cuando se alejaban de las chozas y se iban a los árboles'', explica con paciencia.

Pero antes de esta vida artesanal y andariega, su historia fue otra. ``Mi padre me dijo un día: primero terminás los estudios y después podés hacer lo que querés''. Es así que a los 24 años cuando se recibió de maestro mayor de obra, emprendió la partida. Hoy cuenta que en aquel momento sintió que ``no quería que me siguieran bancando''.

Comenzó a hacer algo de música y a recorrer países como Paraguay, Brasil, Venezuela, Uruguay y al volver a Chile, ``quedé enganchado en Córdoba, pero no fue Córdoba lo que me enganchó sino una morocha muy linda que estudiaba fisioterapia y con la cual formamos una hermosa familia''.

Su esposa abandonó algo después los estudios y junto a los hijos terminaron formando una familia de artesanos. ``Yo no soy un bicho raro -afirma a modo de reclamo-, soy un trabajador más en la sociedad. Es lo único que va quedando de lo que había antes: el trabajo con las manos. Yo vivo de lo que me gusta, viajo por todo el país, y adonde voy tengo un plato de comida y una cama gratis. Porque dejo amigos en todos lados''.

A modo de balance cuenta finalmente que ``la vida me ha tratado muy bien, yo miro para atrás y me siento feliz de lo que he hecho. Tuve la oportunidad de darme cuenta de muchas cosas en mi camino, por ejemplo, -y esto se encarga de resaltarlo muy bien- de comprender que cada 12 de octubre es un día de duelo, porque murió demasiada gente y a pesar de ello, todavía se sigue celebrando como una fiesta''.


Buscar una identidad

``Se vive trabajando y se trabaja para vivir'' resumió Emilio, un marplatense que desde hace 12 años trabaja la madera artesanalmente. Sus comienzos laborales se relacionaron con el diseño. ``Al inicio hacía letreros, después algunos trabajos para televisión y finalmente cortos publicitarios'', contó. Luego, como producto de la crisis laboral terminó volcando su experiencia y creatividad a la madera.

El cambio de vida es total, reconoce. ``Se vive trabajando y se trabaja para vivir y llega un momento en que te absorve hasta la familia''.

En el balance de ``¿qué gané, qué perdí?'' afirma que ``plata no gané; básicamente gané libertad, independencia absoluta. Porque en esto uno hace lo que quiere, nadie te dice nada y si bien obviamente pagamos impuestos uno esta libre absolutamente''. Y sobre lo que se pierde dijo sencillamente ``no sé; es difícil saber qué se pierde. A la noche después de una jornada en la que por ahí vendí o no vendí me pregunto: qué podría hacer que no fuera esto; y me doy cuenta de que no hay nada''.

Porque para alguien como Emilio se trata de pasar ``dos días diseñando una pieza, que aunque después la reproduzcas ¿cuánto vale? Son horas y horas de diseño para una pieza que por ahí después nunca vendés''. Entonces los límites entre arte y artesanía se terminan esfumando.

Tomando una frase aprendida hace poco resume que ``la artesanía no se hace con las manos, se hace con la cabeza. Si no empezás de ahí no hay nada. Si yo no lo hago con la cabeza, no tiene identidad. Porque se puede copiar y muchos lo hacen, pero no es la misma pieza y todos saben que no lo es''.

Tal vez la respuesta esté en una necesidad de búsqueda interior que este feriante marplantense siente que se da sólo en el ``verdadero artesano''. Expresa así que ``con la mercadería uno va buscando algo que no sabe bien qué es y en realidad es una búsqueda de vida. Creo que toda la gente anda tras una identidad. No es el ser alguien, sino ser algo y eso da placer. Esa es una de las cosas que debo de haber conquistado''.

En todo este largo viaje de la mano de sus trabajos en madera cuenta que muchas veces sintió ganas de dar marcha atrás ``pero no hay otro lugar en que me pueda sentir como me siento acá. Si uno tiene un montón de cosas y las quiere largar, no tengo otra alternativa que la de crear formas''.


En los Torneos Abuelos Bonaerenses
Rubén Elbey obtuvo el primer premio en platería

El olavarriense Rubén Elbey fue uno de los ganadores de nuestra ciudad en los Torneos Abuelos Bonaerenses desarrollados en Mar del Plata. Elbey se adjudicó el primer premio con su mate trabajado en plata y obtuvo un viaje a Italia. EL POPULAR dialogó con el ganador, quien brindó detalles de su experiencia en la ciudad balnearia.

``Estoy muy contento por los resultados. El nivel de los olavarrienses fue muy bueno en relación con otras ciudades y dejamos muy bien sentado el prestigio de Olavarría: en cultura se ganaron cinco primeros premios, tres segundos y un tercero''.

Además del premio logrado por Elbey los olavarrienses Feliciano Cazaux (en tango), Octavio Físner Oliva (en literatura), Tomás Messineo (en armónica) y Armando Ferreira (en dibujo) obtuvieron primeros premios y dejaron muy bien representada a nuestra ciudad en el torneo bonaerense (en otras ediciones iremos ampliando sobre el desempeño del resto de los ganadores).

Rubén Elbey ganó un viaje a Italia (para hacer entre los meses de abril y mayo) adonde irá con un grupo de quinientas personas.

``No hay palabras para destacar lo que han hecho. Tienen a los abuelos entretenidos, trabajando y también a sus familias incentivadas'', dijo el artesano.

Cada delegación que estuvo en Mar del Plata se alojó en un hotel con todos los servicios. La delegación que representó a nuestra ciudad estuvo en el Hotel Provincial, a pocos metros de donde se desarrollaban las muestras.

Una de las satisfacciones que se ha llevado Elbey de su participación en los Torneos es el reconocimiento y el aprecio de mucha gente de otras ciudades. ``He pasado momentos muy felices con gente de otro lado. Los que me veían trabajando me aplaudían y eso es muy grato, además el clima es de mucha camaradería. Mucha gente nos pedía que no dejáramos morir a la platería y nosotros les comentábamos que acá, en Olavarría, disponemos de una escuela, muy bien formada, que en este momento está en refacción total y que cuenta con un gran apoyo municipal. Somos muy reconocidos a nivel nacional. El director, Armando Ferreira, ha recibido numerosas cartas de felicitaciones de otras instituciones que también se dedican a este oficio. A mediados de diciembre terminamos la actividad y en marzo del año que viene ya seguimos trabajando'', comentó el artesano.

Rubén Elbey ya había participado en otra edición de los Torneos Abuelos Bonaerenses, en donde también obtuvo el primer premio. Es muy destacable también el hecho de que Elbey se dedica a la orfebrería desde hace apenas tres años. ``Yo estoy en la Escuela de Orfebrería desde el año 1995. Nunca antes había tenido experiencia, trabajé 33 años de carnicero, pero jamás había realizado labores manuales'', comentó Elbey, quien también destacó el excelente nivel de los maestros y del director de la Escuela de la que forma parte.

Durante los diez días que estuvieron en Mar del Plata, los artesanos trabajaron 7 horas todas las jornadas y el jurado fue evaluando, además de los trabajos presentados, el desempeño de los participantes en su trabajo diario.


Hace trabajos de mimbre, tiene quinta y fabrica vino
Un ejemplo de trabajo constante

Don Juan Baffo es una de esas personas difícil de encontrar. Para emplear bien su tiempo libre, que ahora es mucho ya que es jubilado, se dedica a hacer trabajos en sauce mimbre y caña; fabrica su propio vino y, por si esto fuera poco, tiene en su patio una quinta que le da verduras suficiente como para no salir durante largo tiempo a comprar nada.

Canastos, mesitas, fruteras y adornos varios son las realizaciones que hace íntegramente Juan Baffo, en el patio de su propia vivienda. En ese lugar dedica el día entero a concretar todo el proceso de fabricación, con dos únicas armas: un cuchillo y una tijera de podar.

Con orgullo, el hombre mostró de qué modo es capaz de cortar una caña en doce líneas, para demostrar que no necesita máquinas especiales para realizar un trabajo completamente manual.


Cambiar de vida

En su época laboral Juan Baffo fue transportista. Ahora, ya jubilado, decidió que sería necesario emplear su tiempo libre en algo útil porque, según él mismo reconoce, ``cuando estoy sin hacer nada no me aguanta nadie''. Al definir su trabajo, asegura que ``esto es el calmante más grande que tengo en mi vida''. Aunque dice que ``no soy un persona nerviosa'', Don Juan admite que la costumbre de trabajar durante toda su vida le impone la necesidad de seguir en movimiento, de continuar realizando alguna tarea que le permita sentirse útil y cómodo.

Por eso, afirma que entre sus materiales ``me siento feliz. Yo empiezo a la mañana temprano, a las 8 ó 9, y cuando quiero acordar me llaman a almorzar. Yo no puedo creer que el tiempo se me pase tan rápido''. Esa es, seguramente, la mejor señal de que el hombre se entretiene mientras trabaja. Además, agrega que ``en diez minutos como y después me vengo enseguida para acá. Esto que yo hago me enloquece, lo hago porque me gusta''. Y la demostración está en que Don Juan no comercializa con sus trabajos, ya que la mayoría los regala a sus familiares y a la gran cantidad de amigos que tiene este personaje olavarriense.

Hace aproximadamente dos años que lleva adelante esta tarea, aunque recuerda que la conoció y la aprendió a los seis años gracias a observar cómo se hacían los canastos con manija usados ``para la cosecha de almendra, uvas, olivo''.

A partir de esto, Juan Baffo construye con sus propias manos sus artículos. ``Los pienso a la noche y los hago al día siguiente'', cuenta. Sin seguir ningún catálogo en especial ni ningún libro, el artesano inventa y crea las distintas alternativas y modelos que luego usará en sus productos finales. ``En el momento que hago uno estoy fabricando otro en mi cabeza'', confiesa.

El artesano aclaró que el material que utiliza para realizar esta clase de tareas es ``sauce mimbre'', un material distinto al mimbre ya que este último ``es más fácil, más dócil, más blando, las barras son más largas y casi todas de la misma medida''. El sauce mimbre es extraído del arroyo: ``el material es muy bueno porque después de la inundación se cortaron y ahora el rebrote viene muy bueno'', contó el hombre.

El tiempo que tarda en construir un nuevo producto (ya sea una mesa o un florero) no es demasiado. Es probable que en un día haga dos o tres canastos grandes. ``Lo que pasa que se tarda mucho en conseguir el material''. Al mismo tiempo, don Juan debe tener mucho cuidado al cortar la caña ya que es muy filosa y ``uno se puede cortar las manos''.

Con la humildad que lo caracteriza (apenas permitió que lo fotografiaran), don Juan remarcó la importancia de que todo el proceso de fabricación pase por sus manos, desde la recolección de cañas hasta la finalización de un trabajo. Y no escondió su orgullo por esto. Además, recordó que para hacer estos trabajos, ``no hay moldes ni nada''. Todo es producto de su imaginación.

Pero por si esto fuera poco, también hay en el patio de Juan Baffo una quinta con plantaciones de verduras: acelga con un verde fuerte que no se consigue en ninguna verdulería, zanahorias gigantes, lechuga y tomates en el verano. Además, la parra le permite usar las uvas para fabricar su propio vino. No tiene una bodega ni mucho menos, pero el vino alcanza para autoabastecerse y también para obsequiar a los que llegan hasta su casa en el centro a visitarlo.

Don Juan es todo un ejemplo de vida. Si alguien cre que el ser jubilado puede implicar detenerse en el tiempo y dejar de hacer cosas que le gratifiquen el alma, tal vez cambie algunos conceptos después de haber conocido esta historia de vida.


26-2-98

En Colón, Entre Ríos
Galardón de oro para el orfebre Armando Ferreyra

Según informó la Subsecretaría de Cultura y Educación, el pasado domingo 22 del corriente culminó la XIII Fiesta Nacional de la Artesanía en Colón, Entre Ríos -la que cuenta con proyección latinoamericana-. En ella el orfebre local, Armando Ferreyra, obtuvo la Rueca de Oro, mayor galardón que ésta otorga.

La delegación de la Escuela Municipal de Orfebrería y Artesanías Tradicionales tuvo una activa y brillante participación en el desarrollo de dicha fiesta.

La obra de la escuela y de su director se expuso en el llamado Salón de los Orfebres, junto al Museo Leguizamón de Paraná, la familia Pallarols de la Capital Federal, los plateros de San Antonio de Areco y la familia Bravo de Entre Ríos, máximos exponentes de la platería actual. Estaban expuestos cuatro de los estilos más representativos y diferenciados de la platería contemporánea argentina: la porteña, la entrerriana, la arequera y la olavarriense.

Las Ruecas que se entregan al final de la fiesta son el trofeo más preciado por el artesano argentino y el mayor galardón lo obtuvo el director de la Escuela Municipal de nuestra ciudad, Armando Ferreyra con la Rueca de Oro, distinción a la que sólo pueden acceder los ganadores de la Rueca de Plata en anteriores ediciones. Ferreyra la había obtenido en 1988 cuando ése era el principal premio.

El orfebre local intervino además como disertante en el seminario ``La platería, su evolución, técnicas y estilos'' y el tema que trató fue ``Historia y estilo de la platería olavarriense''. El mismo se llevó a cabo en el Teatro Centenario y contó con la participación de un entusiasta público.

También obtuvieron una Mención especial por parte de los jurados, los alumnos de la escuela municipal: Constantino Rago, Rubén Elbey, José Ergui, Pablo Ferreyra y los ex alumnos Pedro Scalcini de la ciudad de Azul y David Sacco de Barazategui.