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BASURA EN OLAVARRÍA


Posible traslado de 5000 toneladas de basura porteña a las canteras ubicadas en las sierras del partido de Olavarría

Por: Ivone Anahí Martín Lapieza

El posible traslado de 5000 toneladas de basura porteña a las canteras ubicadas en las sierras del partido de Olavarría, ubicado en el centro de la provincia de Buenos Aires, suscitó a partir de julio de 2003 la férrea oposición de ambientalistas y gran parte de los vecinos de Sierras Bayas y Villa A. Fortabat, frente a la iniciativa del intendente Helios Eseverri, quien mantuvo una dura postura economicista y prácticamente negó la existencia de riesgos graves a largo plazo. La enorme suma de dinero en juego provocó que varios municipios creyeran encontrar en este tipo de proyectos una salvación, mientras que esta discusión se dio en el contexto de una crisis del actual modelo de gestión de la “Coordinación Ecológica Area Metropolitana Sociedad del Estado” (Ceamse) organismo encargado del tratamiento de la basura en el Conurbano desde su creación por parte del gobierno militar en 1978.
Según quienes se oponen al proyecto, el “relleno sanitario” en las canteras de granito y caliza traería aparejado un fuerte impacto ambiental, que implica la contaminación del agua y del aire. Este se realizaría en una cava o fosa donde previamente se efectuó una evaluación para saber si es correcto ambientalmente colocarlo ahí por cuestiones como existencia de vientos y napas. En este método se coloca una membrana y tuberías para el control de lixiviados y de los gases, lo que constituye todo una obra de ingeniería, a cielo abierto.)
Para estos vecinos, el contacto directo de la basura con las napas freáticas es uno de los mayores inconvenientes, y el costo para resolver problemas de las futuras generaciones sería claramente superior al beneficio inmediato. A su vez, los rellenos sanitarios generarían gases que de no ser venteados implicarían riesgos de explosión o de contaminación del aire en caso de compresión, esto sumado a la proliferación de roedores e insectos que trasladan otros organismos que afectan la salud.
Estos son los riesgos a los que el licenciado en Antropología Social Marcelo Sarlingo -con un postgrado en Gestión Ambiental-) y el ingeniero Oscar Díaz han aludido en varias intervenciones. Según Sarlingo es una irresponsabilidad desde todo punto de vista, agravada además ante un caso de peligro de contaminación, pues pese a la distancia entre las sierras y la población, el flujo subterráneo llegará inevitablemente a Olavarría, la ciudad cabecera, por lo que “no hay posibilidades de riesgos controlables”. Para evitar los daños sería necesario un tipo de aislamiento muy complejo y durable que impida la penetración de los líquidos residuales en las napas freáticas.
Por su parte, Díaz aseguró que ni aún la mejor tecnología puede impedir el daño y que “los contaminantes irían a parar al acuífero principal del que toma agua la ciudad”. En ese sentido, el ingeniero Domingo Suppa, especialista en gestión integral de residuos urbanos, consideró que el sistema óptimo es el relleno sanitario, pero que hay que hay que revertir el término, hacer de éste el último escalón dentro de la gestión integral con el mínimo de materias primas no reciclables, no el primero en la tabla como sucede en nuestro país.
Hasta el momento se han realizado varias marchas pacíficas en las que la población ha mostrado activamente su descontento. Se calcula que entre la movilización que se llevó a cabo en Olavarría, donde concurrieron 1500 personas, y las primeras marchas en las localidades serranas, unas 2500 personas se volcaron a la calle para oponerse al proyecto, reclamar por un medio ambiente sano, y defender a viva voz su lugar.
Precisamente una de las consignas fue “En Sierras Bayas no hay lugar para la basura, sólo hay lugar para nuestros hijos”. Un ciclo de charlas y la Movida Cultural “No a la basura” conformaron la acción conjunta de Vecinos Autoconvocados en Defensa del Medio Ambiente y la Fundación Nuevo Horizonte, llevada a cabo el 6 y 7 de septiembre. En Villa A. Fortabat, hasta el mes de octubre, se habían realizado un total de seis marchas y la propuesta fue siempre que el tema estuviese por fuera de la coyuntura electoral.
Por otra parte, en el documento “Sierras Bayas dice no a la basura, sí al turismo y a la cultura” se plantearon argumentos a favor de la preservación de las huellas históricas y las bellezas naturales, con la posibilidad de dar impulso a una industria turística ensamblada con la industria minera. Una reacción similar se dio anteriormente en la ciudad de Tandil, ubicada a unos 120 km de Olavarría, cuya población logró que no se instalara una planta de tratamiento de residuos industriales.
La agrupación Vecinos Autoconvocados organizada en el partido de Olavarría planteó al Municipio algunas preguntas que resultan para ellos difíciles de responder: ¿cómo puede ponerse como ejemplo el basurero local si son evidentes sus falencias? ¿cómo deben ignorar la existencia de cientos de basureros clandestinos que proliferan en las afueras de la ciudad ante la impotencia o inoperancia de los encargados de impedirlos? En síntesis, ¿por qué la población debería aceptar resolver los problemas de la basura de otros antes de resolver los propios?
Helios Eseverri convocó a la oposición, a concejales, candidatos a intendente -para las elecciones realizadas el 14 de septiembre, y que luego ganó ampliamente-, técnicos universitarios y la Fundación Nuevo Horizonte recién después de lanzar públicamente el tema. Según su postura, la posibilidad de traer residuos abre un “estadio de crecimiento fenomenal, con un boom económico”. Su preocupación es que se venda la imagen de “un basural de cielo abierto”, dado que si se acepta la propuesta vendrán 5000 toneladas diarias en fardos protegidos con un plástico sólido y en contenedores.
Para el gobernante, el valor agregado de Olavarría, frente a otros municipios que se disputan la basura metropolitana, es que las canteras tienen lo necesario para hacer el entierro y a futuro la basura podría convertirse en combustible para las cementeras, o incluso en biogás y tener un proyecto único en el país. Prometió puestos de trabajo concretos para 400 a 500 personas, 150 camiones y 3 formaciones ferroviarias por día, y respecto de la problemática ambiental su idea es que “en Olavarría no hay ningún riesgo de contaminación porque las napas están muy bajas”.
El discurso a favor del traslado de basura cierra con un broche de oro: el ingreso municipal rondaría entre los 10 y 17 millones de pesos anuales. El senador José Eseverri también apoyaría el proyecto siempre y cuando se respete el medio ambiente y se tengan en cuenta las experiencias a nivel internacional.
El secretario de Desarrollo Económico local se comunicó con el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires cuando el municipio supo que allí estaban evaluando qué hacer con sus residuos, y se barajaba la posibilidad de enviarlos a Entre Ríos. “Allí se habla de rellenar bañados –aseguró el intendente- y aquí de canteras que están de 170 a 220 metros sobre el nivel del mar, con arcilla, que es uno de los elementos más impermeables para dar garantías excepcionales. El sistema ferroviario es óptimo. Pero la ciudad de Buenos Aires los va a llevar donde sean recibidos y según sus costos”.
Para el jefe comunal “es una oportunidad que no se dio en los últimos cuarenta años de tener un movimiento económico excepcional que no entra en conflicto con el medio ambiente”. Sería factible que las canteras repongan el paisaje y sean parques o montes de forestación industrial. Desde su punto de vista, Olavarría se encuentra en posición ventajosa comparada con la provincia de Entre Ríos, según el titular del PE, y en especial con la localidad de 25 de Mayo, que se ofreció para recibir unas 4000 toneladas diarias a depositar en medio del campo, pues esto sería simplemente repetir el sistema existente en Capital Federal y Villa Domínico.
No obstante, el licenciado Sarlingo propuso efectuar una audiencia pública, de modo que puedan participar tanto ciudadanos como representantes del Departamento Ejecutivo, del Consejo Deliberante, y técnicos, para que no haya manipulación de la información y se incluya la aceptación social a las evaluaciones. A su criterio, cuando Eseverri habla de una “oportunidad histórica” lo hace pensando en modelos de los países desarrollados donde sí se mueve mucho dinero a partir de la basura. Pero el criterio generalizado aquí parece ser que si la basura está bien paga es porque nadie quiere recibirla.
Además, Carlos Ledesma, asesor en temas de Medio Ambiente del vicepresidente del bloque de diputados del PJ bonaerense, negó que se pueda cobrar el canon de hasta 20 millones anuales que maneja el Intendente y aseguró que la basura metropolitana sería altamente contaminante, porque es difícil de controlar que no exista filtración de residuos no orgánicos debido a que en la recolección toda la basura se compacta. Echó así por tierra el argumento de la conveniencia económica del proyecto que defiende el Ejecutivo Municipal. Sin embargo, planteó que la municipalidad tendría cierto derecho de cobrar alguna tasa por mantenimiento de caminos hacia las canteras, pero el monto que resultara de todo ello sería insignificante y en nada se acercaría a los valores que maneja oficialmente el municipio.
La firma de un convenio financiado por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires para estudiar la factibilidad del traslado y “las garantías en la defensa del medio ambiente, todos los temas legales, y la intervención del Ceamse” se produjo el 17 de julio, con promesas de expedirse a fines de octubre. Tampoco el movimiento de los vecinos se hizo esperar: aunque el nombre de Sierras Bayas no fue mencionado oficialmente, se anticiparon porque se sentían el blanco perfecto, debido a que allí se encuentran unas cuantas canteras en las que podrían efectuarse los rellenos si esto se concretase.
Pero en la reunión realizada un día después, dos canteristas afirmaron que no existía en la zona ninguna cantera agotada, sólo la de Cemento San Martín en la localidad de villa A. Fortabat se hallaba medianamente agotada, pese a que aún tiene arcilla. Entretanto, el secretario de Medio Ambiente y Planeamiento Urbano de la ciudad de Buenos Aires, Eduardo Epzsteyn, precisó que no habría acuerdo alguno si la comunidad no era favorable a la idea, refiriéndose a que habría que verificar las condiciones técnicas ante todo. El funcionario dijo que la Ciudad está buscando alternativas y que no debe tomar una decisión urgente, ya que el relleno tiene aún entre ocho y diez años por delante pese a que en investigaciones periodísticas televisivas se haya hablado de sólo ocho meses de tiempo.
En el mes de julio el decano de la Facultad de Ingeniería, Marcelo Spina, confirmó que Eseverri le había propuesto que el proceso de deposición de residuos fuese controlado por la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (Unicén), lo que incluiría el control en la estación de compactación en Capital Federal, durante el transporte. Aquí, a su criterio, contaban con interesantes recursos para llevar adelante el proceso.
Más tarde, en septiembre, el rector de la Unicén Nestor Auza, en reunión con miembros de la Fundación Nuevo Horizonte, aseguró que aún no había un proyecto sobre el tema de la basura, y que unos 30 profesionales (provenientes de las facultades de Ingeniería, Ciencias Sociales, Ciencias Humanas, Ciencias Exactas, Ciencias Económicas y el Instituto de Hidrología de Llanuras) se encargarían del estudio de factibilidad, pero que no le correspondía a la Universidad inspeccionar un basural.
El intendente Helios Eseverri aseguró que estaba dispuesto a suspender el proyecto de traslado y almacenamiento de los residuos sólidos urbanos de la Capital Federal en su ciudad si la Unicén determinaba que podía acarrear problemas para los habitantes de Olavarría. Mientras la población hablaba de una imposición por parte del Ejecutivo municipal, Eseverri supeditó las decisiones a los resultados del estudio técnico. Spina declaró entonces que Olavarría aún no había sido descartada como plaza para la basura porteña, pero que la Unicén sólo ejercería los controles dentro de un organismo que fuese “transparente” y autónomo, no conjuntamente con el Ceamse
El 3 de septiembre los Vecinos Autoconvocados de Sierras Bayas entregaron ante el Consejo Deliberante su proyecto de consulta popular, resultado de las asambleas semanales, y de carácter no vinculante, es decir que cada ciudadano debería optar por un SI o un NO a la llegada de los residuos domiciliarios o industriales de la ciudad de Buenos Aires o de los partidos del Conurbano bonaerense. El basamento legal se apoyaba en el artículo 40 de la constitución Nacional y el 67 de la Constitución provincial.
Dos días después se efectuó una conferencia a cargo del titular de la Confederación de Sociedades de Fomento, en la que se dio a conocer la lucha del movimiento denominado Madres de las torres de Wilde, cuyos hijos contrajeron leucemia por la proximidad con el basural e incluso algunos de ellos fallecieron coincidentemente con una explosión en el predio en 1999, de la cual emanaron gases cancerígenos. El ingeniero Jorge Trevín, presidente de la Asociación Ambiente Sur, quien viene trabajando por el cierre definitivo del Centro de disposición Final Villa Domínico, el cual se extiende sobre 800 hectáreas de Avellaneda a Quilmas, se refirió a los 25 años de historia del Ceamse, diversos hechos de corrupción en su funcionamiento, y definió el relleno como una “montaña de basura”, probablemente uno de los basurales más grandes de Sudamérica.
Trevín criticó además la disposición que obliga a los municipios a entregar la basura al Ceamse, lo que es violatorio de su autarquía, y sostuvo que dicha entidad supraestatal “viene causando riesgos ambientales a los ecosistemas en donde actúa”. Por esto, a su juicio sería conveniente un acuerdo entre Olavarría, Azul y Tandil para tratar sus propios residuos. Con esto, los vecinos y organizaciones ambientalistas comenzaron a reflexionar sobre el tratamiento que deberían tener la basura que la propia ciudad genera, de hecho el basural del Penal de la Unidad 2 de Sierra Chica a cielo abierto produce enormes quejas y se han recibido denuncias tanto por los olores nauseabundos como por la invasión diaria de moscas. Resulta común en el lugar que la gente deba vivir encerrada para que nada de esto penetre a sus viviendas, además de las ratas, que se han transformado en una amenaza permanente
El 19 de septiembre el Ceamse llamó a licitación, incluyendo como condición que el destino final de la basura no se ubicara más allá de los 150 Km de capital y su presidente, Carlos Hurst descartó las canteras olavarrienses “por la distancia y porque el sistema de cavas requiere de una tecnología muy compleja”. Pese a esta afirmación el jefe comunal dijo que aún no había nada discutido. Diez días más tarde Eseverri se reunió con autoridades del Ceamse y del gobierno de la Provincia, donde ratificó que Olavarría estaba interesada en el proyecto siempre y cuando existiesen “riesgos controlables”. Consideró que aún no había precisión sobre cuál sería la cantera a utilizar en caso de firmarse un convenio, y que los técnicos españoles que ya visitaron la zona no hablaron de tal o cual cantera. Al respecto dijo que "las canteras pertenecen a privados: algunas son de Loma Negra, otras de Cementos Avellaneda, pero que "nunca hubo interés de parte de los técnicos de la Ceamse por las canteras de Sierras Bayas” y que probablemente se debía al tamaño chico. Durante este ir y venir en las decisiones se dio a conocer en octubre un informe de la provincia contrario a la utilización de canteras como rellenos sanitarios.

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