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LA RADIO LU32 DESPUÉS DE LA INUNDACIÓN DEL '80

 


Clic para AmpliarEl silencio de Radio LU32 Coronel Olavarría

Cuando las dos inundaciones anteriores -al menos las que de alguna manera quedaron en el recuerdo de los olavarrienses- no medió la diligencia de la información, o de la comunicación, en el grado que se dio en la del 27 al 29 de abril de 1980.

El Popular y Tribuna (este último con el nombre de Democracia) circulaban en tiempos de los anteriores eventos de 1919 y 1955. Ellos aportan, en sus archivos, testimonios valederos para la historia de cada episodio que los afectó. Como ahora, debieron suspender sus ediciones por varios días.

El martes 6 de mayo reapareció Tribuna. En la primera página con letras denominadas "tipo catástrofe" (por la magnitud), justamente se anotó esa palabra para compendiar lo ocurrido: "Catastrofe". Al día siguiente, miércoles 7, vuelve El Popular a la calle y titula: "Olavarría ante el mayor desastre de su historia". Otros titulares: "Las aguas lanzadas como una maldición'; "La Capital Nacional del Cemento: ciudad arrasada"; "En algunos puntos el agua tuvo cuatro metros de altura", "Fue un aluvión despiadado", "Cincuenta mil evacuados", "Pérdidas incalculables". etc., etc. La prensa local, en ímprobo esfuerzo, en sus ediciones diarias yen suplementos especiales, ha dejado el relato de los sucesos y las notas gráficas de una realidad trágica, espeluznante. Increíble hasta podrá parecerle a quienes no estuvieron en esos días en la ciudad y volvieron cuando la normalidad -al menos aparente- transformó, la imagen del pasado horror, esa macabra pesadilla. Otros, al regresar, hallaron la ciudad en marcha, pero sus hogares o sus comercios, destruidos por el agua y el lodo; hubo casos peores, cuando las puertas, vidrieras, persianas, etc. fueron llevadas por el ímpetu del aluvión; la consecuencia inmediata fue el despojo total por obra de las aguas que, en su torrente, llevaron todo tipo de enseres, mercaderías y también vehículos. El parque automotor de Olavarría quedó seriamente dañado: los que desaparecieron, los que quedaron encajados en algún sitio donde se acorralaron; abolladuras y demás destrozos en el circuito eléctrico y motores dejaron a muchos habitantes de a pie. O, como mejor puede decirse apelando al viejo dicho: "en pampa y la vía"; por cuanto en numerosas casas y comercios nada pudo salvarse...

Citábamos a los diarios cuando mencionábamos las comunicaciones. La mayor cantidad de teléfonos fue una facilidad más y debe consignarse que ENTEL hizo -y sigue haciendo- todo lo que pudo por la prestación del servicio. En cuanto fue posible, las llamadas a larga distancia se habilitaron con pocas y precarias líneas sostenidas, por así decirlo, por la buena atención y disposición del personal. Cabe señalar sobre el particular que las oficinas públicas telefónicas del partido, no afectadas, se brindaron plenamente en la emergencia -en Hinojo, por caso, se podían dejar mensajes con un máximo de tres minutos y ellos eran pasados sin que el usuarios debieran esperar la conexión- y es entonces el momento ya de decir que algo campeó nítidamente en un ambiente confuso, cenagoso, de pesadumbre: la solidaridad. La solidaridad enalteció a los olavarrienses.

La acción solidaria puede decirse que tuvo su primer manifestación -y acción- colectiva, a través de LU 32, Radio Coronel Olavarría. Si había -hasta el 27 de abril- olavarrienses que no ha
bían percibido la importancia de contar con una emisora, desde ese momento no les cupo duda alguna. Fue el beneficio, si cabe la palabra, que los olavarrienses tuvimos de la última inundación, a diferencia de las anteriores: el hilo de comunicación dado por las radio. Fue la central informativa de las dos primeras jornadas y hasta que la magnitud del torrente también hizo callar su voz. Cuando fue silenciada, los olavarrienses nos sentimos más solos, más indefensos. Más sumergidos en el agua y el cieno que nos habían aislado totalmente. Desdichada , pero a la vez útil ocasión, para que Líneas Aéreas Privadas Argentinas (LAPA) inaugurara -era la tarde del lunes 28- sus servicios con vuelos de emergencia desde la pista provisoria del aeródromo local, hasta el Aeroparque Jorge Newbery de la Capital Federal. Las plazas de cada unidad -cincuenta y dosfueron pronto demandadas por quienes tenían prisa en viajar. La ruta 3 y demás caminos alternativos estaban intransitables, como que recién el sábado 3 se iniciaron los recorridos por las empresas de ómnibus; el Ferrocarril General Roca tardó mucho más en reiniciar la marcha de sus convoyes y de manera parcial.

Pero volvamos a la presencia de LU32, Radio Coronel Olavarría. Con el decidido avance de las aguas, quedó de lado la especulación de los cronistas deportivos -los que estaban con mayor
cartel en la jornada del domingo 27- sobre si realizaría o no el gran partido entre Estudiantes y Olimpo de Bahía Blanca por el campeonato provincial de fútbol. La gran lluvia de la noche anterior había determinado las dudas sobre el cotejo... Cuando el Tapalqué salió de cauce ya se trataba de otra cosa...

La radio intercomunicaba sobre las situaciones; los que pedían y los que daban, la acción municipal y la de las instituciones. Los móviles estaban en todas partes y desde los estudios centrales se pasaba a la intendencia, a la Terminal, a Bomberos, etc. etc. Algunos de ellos al fin, cuando se había perdido la batalla -en la guerra que no perderemos los olavarrienses- quedaron atascados, abandonados a la buena de Dios. Sus tripulantes fueron como custodios de los necesitados, se los llamó con desesperación en muchos casos en momentos límites para la evacuación, por cuanto hubo vecinos confiados y aferrados que no se decidieron a dejar sus viviendas hasta que el agua no les llegó virtualmente al cuello, como dice el refrán.

La radio era el único nexo comunicador. El Popular intentó lanzar una edición de emergencia el lunes y se, trabajó por ella hasta que el avance decidido de las aguas dejó ver que se trataba de un
esfuerzo inútil de los redactores; no se iba a poder imprimir y ni pensar en el reparto.

Y así el lunes continuó LU 32 anudando los hilos del salvataje, morigerando el espanto y la soledad del aquelarre ciudadano. Pero no se vaya a creer que el edificio de la emisora estaba blindado
contra el meteoro. No. Allí también había llegado el agua y la gente mantenía la transmisión ya con el agua dentro; vana fue la defensa -momentánea, solamente- de las bolsas de cemento arrimadas al frente para contener la marea.

Luego vinieron otros problemas para esos esforzados locutores -o improvisados en algunos casos, que las emergencias obligan al ejercicio de otros oficios- como la falta de energía, que se palió
como se pudo. Pero lo que no se pudo, al final -en la noche trágica del 28 al 29- fue impedir más el ingreso del torrente. Había más de un metro de agua cuando los abnegados integrantes del personal de; LU 32 Radio Coronel Olavarría, ya no pudieron más ni con el sonido ni con la furia, como mejor hubiese dicho Faulkner. La emisora local calló y, ante su mudez, el silencio fue realmente sobrecogedor. Los vecinos, aislados, ya no sabían de que manera trasladar sus reclamos. Quedamos como los niños cuando han dejado de oírse en la casa la fuerte voz paterna. Ya solamente la Divina Providencia podía aportar para salvar a quienes seguían siendo víctimas del incontenible aluvión.

La noche fue más noche y el día siguiente (martes 29) menos claro, ante esa ausencia de voces, entre las cuales no se podrá olvidar la de la joven abogada Liliana Galarza, funcionaria del área de
Bienestar Social de la Municipalidad, quien no solamente fue el nexo con la autoridad civil, sino como la voz que daba aliento y seguridad.

Hemos dado un nombre como para que el recuerdo de la acción radial no quede tan anónima: el nombre, no de un integrante de la LU 32, sino de quien pudo servir en el operativo gracias a la emisora. Ella, al igual que los locutores, técnicos y demás estaban agotados en sus fuerzas cuando llegó el fin tenebroso de las transmisiones. Agotados, pero no rendidos. Aquí nadie se rindió y menos los responsables, cuando fue la hora de la prueba. Ellos son exponentes de la voluntad ciudadana para no caer, para seguir adelante. La historia narra épicas epopeyas de ciudades sitiadas -Sagunto, Zaragoza, El Alamein- y nos permitimos una comparación con nuestra Olavarría ante la despiadada invasión desatada por la naturaleza.

Quizá no hayamos aún dado el reconocimiento con un gesto acorde para la misión cumplida por LU 32 Radio Olavarría. Es de esperar que no nos olvidemos. Recientemente se suscitó un ingrato
episodio cuando una revista ajena al medio -Radios, se llama y, por llamarse así, tiene la obligación de estar bien informada- al comentar la inundación en la zona, estampó lo siguiente: "Cuando las infraestructuras comunicacionales básicas y la provisión de energía cedieron ante el avance incontenible de las aguas, solo las radios privadas, los radioaficionados y otras formas de comunicación inalámbrica pudieron romper el cerco de la incomunicación...".

Ante ello y, dado que LU 32 depende del municipio, el director de la Cadena Argentina de Radiodifusión envió una nota a Radios, para "aclarar la inexactitud". Entre cosas dice la aclaración reparadora del Teniente de Navío (RE) José Alberto Fort: "... se equivoca (el autor de la aludida nota) al ser terminante y afirmar que sólo fueron las radios privadas. Codo a codo, de cara al desastre, ayudando y colaborando también estuvieron LU 32 Radio Coronel Olavarría y LS 11 Radio Provincia de Buenos Aires, ninguna de las cuales es emisora privada...". Y destaca "la monumental tarea desplegada por LU 32 Radio Coronel Olavarría que, con seguridad, salvando diferencias, no
distará mucho de lo hecho por otras colegas de la región, todas radios en el cabal sentido de la palabra..."

Sí, las radios de la región, especialmente LU 10 Radio Azul, fueron luego, cuando se hizo el silencio, las voces subsidiarias que nos daban las informaciones sobre el evento, sobre todo lo que acaecía en el país y en el mundo, de los cuales habíamos quedado alejados, incomunicados. Estábamos todos reflejando en la vida real imágenes de las películas de la II Guerra Mundial, por caso, cuando poblaciones cercadas, solamente a través de las comunicaciones inalámbricas podían aguardar la voz de la esperanza.

Y cuando la de LU 32 volvió ya estábamos en otra etapa. Sobre las ruinas, sin llorar demasiado, comenzábamos la reconstrucción.


Extractos de la Publicación "OLAVARRIA INCREIBLE", editada por Pedreira Publicidad con una tirada de 3000 ejemplares.

Los fragmentos que transcribimos en estas páginas son nuestro modesto homenaje a aquellos colegas que haciendo periodismo, escribieron lo que hoy es historia..