Estás en: La Ciudad
RELATOS DE LA INUNDACIÓN DEL '80
 Listado:

Relatos de Angel Eduardo Domínguez
- Un Olavarriense de alma que nos escribió "Su Historia"

 

 


Clic para AmpliarRelato de familias de Olavarría

Tres familias de Olavarría nos relatan sus dramas que, en mayor o menor intensidad, es el mismo drama que vivimos la mayoría de las familias de esta ciudad.

1. Al tener noticias del crecimiento acelerado del arroyo, ¿cuáles fueron sus primeros pensamientos con respecto a lo que podría ocurrir?

2. Cuando comienza el avance de las aguas y éstas se acercan en forma acelerada a su domicilio ¿qué es lo que intentan hacer en un primer momento?

3: ¿Hasta cuando permanecen en sus domicilios y luego, cuando se hace imposible la permanencia en el hogar, hacia dónde y cómo se dirigen?

4. Durante el tiempo que las aguas ocuparon la ciudad ¿de qué forma se organizaron para cubrir sus necesidades mínimas?

5: Para finalizar este diálogo les pedimos a ustedes que nos relaten el regreso a su hogar y las posteriores consecuencias.


FAMILIA: GATES (Chiclana 3730)
1- Bueno, en un primer momento al escuchar por radio, en un programa deportivo de los domingos a la mañana, el crecimiento acelerado del arroyo, toda mi familia pensó que sería una crecida como la de los añol 78 y 79 que solamente humedeció las calles aledañas al arroyo. No obstante lo anteriormente relatado luego de almorzar mi padre se trasladó hasta las cercanías del arroyo para mirar y tener una clara noción de lo que la radio comentaba en sus comunicados. Por mi parte cuando mi novio alrededor de las 14 hs. me vino a buscar, me trasladé hasta el Barrio San Vicente (España y Las Heras), a casa de mi futuro suegro, al llegar al citado lugar pude observar la terrible desesperación de la gente que vivía por los alrededores de las calles España, Del Valle, Vélez Sarsfield, etc.

Donde las aguas prácticamente se encontraban a una altura promedio de 1.50 metros, al ver la angustia y la desesperación de los habitantes de esas casas, me quedé estupefacta, sin siquiera poder articular palabra, ante tanto desastre.

Al quedarnos encalle Pellegrini y España por espacio de dos horas pudimos comprobar personalmente con que rapidez aumentaba el nivel del agua. Cuando aparentemente en el anochecer del 27, las aguas detenían su avance, emprendimos el regreso a casa. El regreso lo hicimos luego de una pequeña discusión con mi novio, debido a que yo por precaución quería levantar los muebles de su casa y él me decía que no hacía falta, porque el agua estaba a 200 metros e inclusive sostenía que la casa estaba en una de las partes más altas de San Vicente y por lo tanto la vivienda no corría peligro. Al llegar a casa comentamos en familia lo visto por cada uno llegando a la conclusión que la situación para muchísimas familias del micro centro era desesperante; pero GRACIAS A DIOS, en esos momentos, nuestra casa estaba completamente alejada de la zona de peligro e inclusive calculábamos que era imposible que las aguas llegaran a inquietar nuestro barrio, teniendo en cuenta que estábamos aproximadamente a unas 30 cuadras de la zona crítica y así, palabras van palabras vienen y con alguna broma que otra sobre una posible e irrisoria inundación en nuestro hogar nos fuimos a dormir.

2- En la noche del 27 y hasta muy entrada la madrugada del 28 llovió en forma intensa, lo que significó que en nuestra casa prácticamente no
durmiéramos, no por temor a una inundación de nuestra vivienda (porque en esos momentos ni siquiera la imaginábamos) sino porque al escuchar los constantes pedidos de auxilio por LU 32, nos pusimos muy nerviosos al comprobar que algunos de esos pedidos se hacían de lugares muy próximos a viviendas de conocidos o parientes, lo que nos producía un gran estado de ansiedad. Debido a esto fue que descansamos muy poco y nos levantamos el lunes 28 muy temprano, encontrándonos con la tremenda sorpresa: el agua casi en la puerta de entrada. Al observar que estabamos casi invadidos por las aguas salimos presurosos para tener una mayor idea de cual era nuestra situación. Al salir pudimos comprobar que la única manzana anegada era la nuestra ya que el resto del barrio no tenía problemas (nuestra manzana se encontraba rodeada por las aguas, porque, al haberse construido el asfalto en un amplio sector que nos circunda, quedamos en desnivel con respecto a otras manzanas siendo por ese motivo que las aguas morían o desembocaban en nuestra cuadra), una vez que comprobamos que no corríamos peligro, cada uno de nosotros comenzó a realizar sus tareas, pero ya no tan tranquilos como la noche anterior.

Clic para AmpliarY no estábamos tranquilos, porque si llegaba a llover de nuevo corríamos real peligro de inundarnos por el problema que en nuestra manzana no había desague que pudiera absorber un solo chaparrón más. Con este temor y escuchando las dramáticas noticias de LU 32, llegamos al medio día, momento que hicimos un alto en nuestros quehaceres para almorzar. A los pocos minutos de finalizar nuestra comida llegó mi novio con el cual debimos conversar de vereda a vereda ya que era imposible cruzar la calle, al ver la situación embarazosa que nos encontrábamos me dijo que fuéramos a su casa por cualquier cosa, proposición que mis padres no aceptaron, pues consideraban que si no llovía no había problemas. No obstante la respuesta recibida, mi novio insistió y me dijo que si llovía nuevamente no dudara en irme con mis padres a su casa, luego de repetirme mil veces lo mismo se despidió regresando a su hogar. La tarde fue transcurriendo tranquila hasta, que alrededor de las 18 hs, comenzó a llover en forma intensa, lo que motivo que con mi madre comenzáramos a levantar por precaución algunas cosas mientras papá hacia barricadas en las puertas para evitar que las aguas entraran.

3. Alrededor de las 19 hs., la situación era desesperante ya que el agua ingresaba a casa por todos lados y una tremenda masa de agua había invadido por el este, todo nuestro barrio lo que provocó desesperación inenarrable en el vecindario. Cuando el agua ya nos llegaba a las rodillas y -no había forma de hacerle comprender a mi papá de dejar la casa; llegó mi hermano con el concuñado, en una camioneta gasolera, quienes después de hacerle entender a papá de lo inútil que era arriesgar la vida para cuidar la casa y los muebles (cosas que de una u otra manera con el tiempo se pueden recuperar o arreglar), nos llevó a Barrio San Carlos, a casa de la familia GINTER, donde permanecimos hasta la 1,30 hs. de la mañana del martes 29. En esos momentos fue cuando el agua comenzó a cubrir la vereda y para resguardarse, por si las cosas pasaban a mayores, la familia GINTER decidió abandonar la casa y dirigirse a algún centro de evacuados, eligiendo por ir a Hinojo, lugar donde nos proponen a nosotros para que también vayamos; pero al ver la falta de capacidad de la camioneta y el deseo de mi padre de no ir tan lejos, no aceptamos la proposición y decidimos quedarnos. En ese instante, se produjo un corte de luz general por ese sector, lo que dificultaba aún más el traslado por las calles. Cuando ya la familia GINTER y mi hermano se estaban por marchar ubicaron un Colectivo "CIUDAD DE OLAVARRIA", que estaba evacuando gente; micro que abordamos sin pensarlo dos veces y que nos trasladó hasta la Terminal de Omnibus. Una vez en la Terminal nos ubicaron en la parte superior de la misma, en ese momento individualicé al móvil de la Radio y me acerqué para ver si podía mandar un mensaje para tranquilizar a los parientes y ami~ gos de mi familia pero no tuve suerte: lo dramática de la situación oblf gaba al móvil a irradiar solamente los mensajes de suma urgencia, razón más que valedera en esos terribles momentos. De la Terminal, cuando se empezó a temer que las columnas de la misma cedieran, nos cruzaron en un colectivo de la misma empresa antes mencionada, al edificio ferroviario (en ese lugar un grupo de chicas y muchachos nos dieron té y pan).

Luego de permanecer por espacio de dos horas y cuando las aguas comenzaron a avanzar peligrosamente, los encargados de este sector deciden cruzarnos para la estación. Al enterarse de esto mi papá, para ganar tiempo, se largó solo a cruzar la correntada y cuando estaba en el medio de la Avenida Pringles, se dio cuenta de la fuerza del agua y de lo peligroso que era cruzarla a pie; entonces comenzó a gritarnos a mamá y a mí, que no cruzáramos. Nosotras, por el murmullo de las aguas. y el constante grito de auxilio de la gente que allí estaba reunida, no escuchábamos bien que era lo que nos quería decir e interpretábamos sus gritos y sus gestos como una invitación a seguirlo. Entonces, ante la desesperación de papá al ver lo que hacíamos, comenzamos a cruzar la correntada caminando, cuando sólo habíamos hecho dos o tres pasos, mamá sufrió un desvanecimiento que nos obligó a suspender nuestro intento y esperar la Pala para que nos cruce (gracias a ese desmayo fue que no cruzamos caminando y nos salvamos a lo mejor de ser arrastradas por las aguas, "Dios puso las manos sobre nosotras").
Mientras tanto papá ya había llegado nuevamente a la Terminal, en el preciso instante que estallan las columnas y comienza a ser evacuada totalmente; dirigiéndose todo el mundo, inclusive el móvil de la radio, a la estación. Una vez que mamá y yo llegamos a la estación junto con papá, estuvimos más o menos tres horas en el hall de la estación. Luego nos hacen subir a los coches de un tren, en el cual permanecimos por espacio de 12 horas aproximadamente, sin comida ni agua potable. En esos momentos conocimos una familia de apellido Morione compuesta por la madre, dos chicas y un muchacho, quienes nos ayudaron muchísimo en los días que estuvimos evacuados (lo que dije anteriormente, que estuvimos más de 12 horas sin agua ni comida, lo cuento como un simple hecho o anécdota para que se pueda tener mayor idea de lo que la gente luchó y sufrió para sobrevivir y no lo cuento para criticar o responsabilizar a nadie de nuestras penurias).

4.- El día 29 a la tarde, luego de una discusión de los jefes de familia con los encargados de mandar la gente a los centros de evacuados, (El pequeño incidente se produjo a raíz de que los encargados de mandar evacuados a la sierra, querían mandar las mujeres a LOMA NEGRA y los hombres a SIERRAS BAYAS o si no, una persona a Loma Negra alternada con una persona a Sierras Bayas, lo que produjo malestar ya que en esos momentos nadie quería separarse de sus familiares). Luego de conversar ese punto se llegó a una solución justa, como fue la de mandar una familia completa, alternada, a Sierras Bayas y otra a loma Negra o si no también la familia podía optar a que lugar ir.

Cuando nos llegó nuestro turno, nosotros elegimos como destino Sierras Bayas y hacia allí nos mandaron. El viaje lo hicimos en un camión volcador descubierto y éramos como 30 o 40 las personas que íbamos. Tuvimos que soportar nuevamente los azotes del viento y mojarnos hasta el alma. Llegamos a Sierras Bayas. Luego de una proeza del chofer del camión ya que manejó hasta allí con el agua cortándole el camino y como consecuencia de esto prácticamente tenía que adivinar donde estaba la ruta. Al llegar nos mandaron al centro de evacuados AOMA, donde realmente no hay para explicar como nos atendieron, teníamos de todo: médico, comida, calor, ropa, frazadas, en fin todo lo que nos podía hacer falta. En el centro de evacuados aparte de las personas que dirigían, todos de una manera u otra colaboraban para que se mantuviera el orden y la limpieza en el lugar. Estando en dicho centro, al escuchar por la radio la lista de evacuados me enteré que mi hermana también estaba en Sierras Bayas (en el cine), lo que motivó que fuera hasta el lugar donde informaban que se encontraba, pero al llegar a este sitio me dijeron que recién se había retirado. Estuvimos evacuados hasta el día 3 de mayo que fue recién el momento en que mi hermano fue a buscarnos. Por este motivo fuimos la última familia e.: dejar el centro y a pesar que era una sola familia la que h.ebía quedado nos dejaron todas las comodidades y los servicios a nuestra disposición por el tiempo que fuera necesario. Por esa amabilidad, por como nos trataron, por el calor humano que nos brindaro; mi familia y yo le estaremos eternamente agradecidos y creo profundamente que todo lo que Uds., hicieron por nosotros, solamente Dios Nuestro Señor podría llegar a explicarlo.

5. ¡El regreso a casa! Eso si que es algo difícil de explicar; por un lado la tremenda alegría que producía volver a casa luego de tantos días, por otro esa alegría se cortaba ante el temor de no saber como íbamos a encontrar nuestra vivienda.
Así, concentrados en esos pensamientos, llegamos a casa y al ingresar a la misma no podíamos creer lo que estábamos viendo, los muebles caídos y rotos, la ropa toda mojada, los colchones inservibles, todo llenó de barro, las paredes manchadas con petróleo; en fin ¡un desastre! Tan grande era la amargura que las lágrimas comenzaron a escapar principalmente en mamá y papá, sinceramente no era para menos. "Pobres viejos" toda una vida luchando contra la pobreza y las privaciones para tratar de tener cosas mínimas, como pueden ser un juego de muebles o una heladera y de la noche a la mañana quedarse sin nada. Es realmente desesperante y es más desesperante teniendo en cuenta que papá es jubilado por incapacidad y cobra solamente $ 400.000 mensuales (Si me permiten, aprovecho esta oportunidad para proponerle al Sr. Ministro de Economía, a todo su equipo e incluyendo a los súpercráneos que gobiernan el país que vivan un solo mes con esa cifra, porque la verdad que hablar hablan muy lindo pero nosotros los de abajo cada vez peor). Tras estos momentos de reflexión; de tristeza y de impotencia, nos dimos cuenta que no estábamos solos ya que al tranquilizarnos pudimos observar la alegría y el recibimiento que nos dispensaban las regalonas de la casa (Sol y Peti, dos perritas que no sé como se salvaron). Al ver la alegría de esos animalitos y el darnos cuenta que, gracias a Dios continuábamos con vida, borramos por completo todo el pesimismo y amargura de un principio e iniciamos la reconstrucción de nuestro hogar como toda la ciudad.
Durante diez días la familia Cinter nos prestó la casa, ya que ellos se fueron al campo. A nosotros esa atención nos vino muy bien, puesto que así pudimos, desmantelar prácticamente toda nuestra casa y limpiar hasta el último rincón.
Mientras con mamá lavábamos la ropa y limpiábamos, papá desarmaba, arreglaba y armaba nuevamente los muebles como así también los motores eléctricos. A los once días pudimos volver a casa, si bien las manchas de petróleo no habían salido de las paredes y el olor a humedad tampoco, igualmente nos instalamos en casa, al principio muy pre cairamente pero a medida que el tiempo transcurrió nos fuimos arreglando mejor. Para finalizar quiero agradecer a todas aquellas personas que de una u otra forma nos,,Wudaron, principalmente, a la familia Mariani de Huanguelén y a la familia Canabal de Coronel Suárez, quienes nos hcieron llegar encomiendas con ropa y víveres, a la gente de AOMA Sierras Bayas, a la familia Cinter, a la familia Morione y a la Sra. Nélida Ramos Karin y a todas esas personas que no sabemos su nombre pero que no dudaron en darnos una mano y a las cuales les estaremos eternamente agradecidos.

FAMILIA DE LA SRA. MABEL MICHAUD (Alte. Brown y I.L.Torres)
1.- Pensé que no ocurriría nada grave, que a lo sumo las aguas que tendían a desbordar, mojarían las calles cercanas al arroyo.

2- Seguí sin preocuparme mucho y sólo atiné a cerrar las llaves generales-de luz y gas.

3- Permanecí en casa con mi hijo, hasta el domingo 27 a las 20 horas, momento en que pedí auxilio, dado que las aguas comenzaron a invadir mi vivienda por el sótano..Entonces que un camión del Ejército vino en nuestra ayuda y nos llevó al Hospital; al día siguiente a mi pedido, otro camión también del Ejército nos trasladó a un hotel céntrico.

4- Nuestras necesidades mínimas fueron ampliamente cubiertas, gracias a la capacidad y espíritu de colaboración del Sr. Gerente, su familia y personal del Hotel Olavarría donde nos brindaron no sólo hospedaje gratuito, pues se negaron a recibir nuestro pago, sino tido tipo de atenciones y afectos que en esos momentos resultaron tan valiosos.

5.- Cuando regresamos a nuestro hogar fue espantoso ver muertos a nuestros gatitos, que tanto queríamos; muebles rotos, barro y suciedad, frío y mucho por hacer. No obstante agradecimos a Dios el encontrarnos con vida, tanto nosotros como nuestra familia.

FAMILIA DE AMERICO AMALRIC (Colón 2869)
1.- Que el agua no entraría a la casa.

2.- Subir las pertenencias sobre mesas, escritorio e irnos; pues en ningún momento pensamos que tendríamos 1,80 metros de agua en el interior.

3.- Permanecemos en el hogar hasta las 18 horas del día domingo que es cuando las aguas comienzan a entrar en el living. Salimos en una camioneta diesel de nuestra pertenecia, empujándola dos cuadras con el agua a los faros. Por ruta 226 nos dirigimos hacia la cantera del Señor Osvaldo Cal¡¡, en donde permanecimos hasta el domingo siguiente.

4.- El martes la Municipalidad nos hizo llegar carne y los tamberos de la zona repartieron leche. Los siguientes días por nuestros propios medos nos procuramos la subsistencia.

5.- El jueves pudimos regresar a nuestro hogar caminando pues no se podía todavía atravesar los puentes. Lo que se veía era algo muy triste y desconcertante. Cuando llegamos los destrozos eran increíbles: portones rotos, puertas derrumbadas con el marco, revestimientos de madera levantados, el auto que había en el patio completamente cubierto de barro, las cosas revueltas, etc. Por unos diez días la casa no se pudo habitar. Felizmente ahora se ha vuelto a la normalidad y aquello quedó como una pesadilla que nunca olvidaremos.


Extractos de la Publicación "OLAVARRIA INCREIBLE", editada por Pedreira Publicidad con una tirada de 3000 ejemplares.

Los fragmentos que transcribimos en estas páginas son nuestro modesto homenaje a aquellos colegas que haciendo periodismo, escribieron lo que hoy es historia..